LA ATENCIÓN DIVIDIDA
POR EL USO DE TELÉFONOS CELULARES Y LA RADIO

La atención dividida es uno de los mayores problemas de distracción que normalmente se presentan en la conducción de un vehículo.
Esta circunstancia puede suceder por realizar otras actividades la mismo tiempo que se conduce, como buscar algún documento, mirar para encontrar una estación de radio de su agrado, simplemente desviar la mirada para encender un cigarrillo o, tratándose de una familia, discutir por la incomodidad que causan los pequeños en el asiento trasero.
De todas las situaciones de atención divida, la que más obliga a desdoblarse es el mantener una conversación telefónica mientras se conduce.

Adicionalmente, si el teléfono celular no es del tipo "manos libres", dos casos pueden suceder:

  1. Que se tome el volante con una sola mano.

  2. Que se incline la cabeza para sostener el aparato entre el hombro del
    conductor y su cara.

Ambos actividades contribuyen a acrecentar el riesgo de siniestro. Si bien no existen en Latinoamérica estadísticas que midan la siniestralidad producida mientras se está en el proceso de atender el llamado, conferenciar y volver el aparato a la posición original dentro del habitáculo (en caso de no "manos libres"), nuestro centro ha investigado varios siniestros donde el propio conductor confesó de su distracción hablando por teléfono, como la causa principal del accidente.

Está demostrado científicamente que por cada kilómetro recorrido el conductor recibe 120 demandas de acción. Más del 80 % de dichas demandas las realiza a nivel del subconsciente, básicamente derivado de su adiestramiento, las otras respuestas se relacionan con elementos que requieren una solución más elaborada.

Los estímulos que demandan acción son constantes y varían en su intensidad de acuerdo al momento y lugar donde se está transitando. Para dar correcta respuesta a esa gama de estímulos los ojos deben moverse
como un radar a derecha e izquierda ayudando a la visión lateral periférica. Cuando hablamos por teléfono mientras conducimos, la visión periférica prácticamente desaparece, reduciéndose considerablemente la posibilidad de detección y anticipación de riesgos potenciales en el área frontal. Esto significa anular o retardar la percepción, pudiendo provocar que veamos un obstáculo cuando lo tengamos frente a nosotros.

Paralelamente, el hecho tiene una incidencia directa sobre la reacción del conductor, quien requiere de un tiempo mayor al normal para ejecutar la acción demandada.

Por otra parte, si es necesario reaccionar rápidamente, el tiempo de reacción normal del conductor, también se verá entorpecido por una decisión y reacción paralela o posterior: que hacer con el teléfono celular.

Obviamente que el "manos libres" soluciona parte de estos problemas colaterales, pero de ninguna manera soluciona el problema de la atención dividida.

¿Cuáles son las recomendaciones entonces?

La vida actual lleva a que se deben utilizar estos modernos medios de comunicación, pero ello no puede ser la causa generadora siquiera de una situación de riesgo, mucho menos de un accidente.

Por otra parte en el trabajo del taxi hay que considerar, no sólo el teléfono sino también, y en forma principal, la radio.
La ventaja que tiene la radio sobre el teléfono es que la conferencia tiene mucho menos duración en el tiempo. Como contrapartida se le presta atención a la salida de todos los llamados cuando estamos intentado "pescar" un viaje de radio, porque aquí la agilidad mental es fundamental. Pero lógicamente esto va también en desmedro de la atención del conductor a los riesgos en el tránsito.

Para tratar de disminuir las posibilidades de chocar por atención dividida, es necesario por lo menos disminuir la velocidad a límites muy razonables para las condiciones del tránsito, mientras se hace uso de estos aparatos. Estudios norteamericanos han demostrado que durante la conversación telefónica o por radio las posibilidades de sufrir un accidente se acrecientan cuatro veces respecto de situaciones normales de conducción. Una situación típica de choque se produce cuando el de adelante frena sorpresivamente. Mientras me desprendo del aparato (es más fácil la radio porque apenas se suelta) e intento frenar ya choqué al otro desde atrás. En conclusión las necesidades de nuestro trabajo y de la vida moderna nos llevan a tener que usar estos equipos de comunicación en forma casi permanente. Si no tomamos las precauciones, si no valoramos lo que significa el riesgo de la atención dividida, seguramente lo paguemos con un choque o, lo que es peor, con un atropellamiento a un peatón , ciclista o motociclista.

Daniel Vianes

Centro de Prevención de Accidentes (CEPA)

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